Carmen y Lorenzo I

Carmen miraba a Lorenzo con una mezcla de intriga y complacencia (¿Qué es lo que quiere este tío?). La tarde libre por delante en solitario no se le antojaba, así que decidió probar a seguir el juego y ver qué tenía para ofrecer. Respondió a sus «buenos días» con uno igual. Lorenzo le preguntó si podía acompañarla a caminar y ella asintió. El sol ablandaba los humores, el aire entibiado y ameno de primavera traía el perfume de los brotes del campo, y el tiempo por delante gritaba que era un desperdicio andar por ahí sin compañía.

__ ¿Va usted para su casa?

__No hay más para dónde ir pero pensaba dar un rodeo antes.

__ ¿Y su familia?

__ No tengo, los perdí cuando niña y nunca supe de nadie.

Mucho le incomodaba a Carmen hablar de su pasado, sobre todo de su niñez. Cuando no podía esquivar hablar del tema, su semblante se tornaba severo y casi altanero, sus labios se apretaban apenas, el contorno de sus párpados se tensaba achicando un poco sus ojos y sus voz se endurecía. Contestaba con oraciones cortantes y secas. Lorenzo percibió el cambio y decidió indagar un poco más, lo justo que necesitara para saber cómo proceder.

__ ¿O sea que no hay nadie que decida por usted?

__ ¿Que decida qué?

__ Sus compañías, sus permisos, su futuro…

__ Quién me acompaña lo decido yo, los permisos de salida me los da mi trabajo y el futuro veré para dónde me lleva.

__ Mire Carmen, yo no soy hombre de andar vuelteando y perdiendo el tiempo: Usted me gusta…y mucho. Pienso cortejarla y convencerla de que sea mi mujer.

Carmen se aceleró viendo que ese hombre que tenía adelante no era como los otros, no le estaba ofreciendo solo un rato (mucho menos comprárselo), pero tampoco le estaba ofreciendo un matrimonio como se debe «para achicar la parada hay tiempo», pensó para sí y probó retrucar:

__ Su esposa, querrá decir…no soy una niña de familia bien pero todavía no estoy tan desesperada como para aceptar ser la arrimada de nadie. Y miró directo dentro de los ojos de Lorenzo para ver qué le pasaba.

Lorenzo enrojeció por su torpeza, nunca había cortejado a nadie, no sabía cómo ser delicado con las hembras, por eso siempre había preferido las putas con quienes uno no debe andarse con formalidades, pero ya estaba cansado de tener mujer de a rato por unas monedas y en su nueva vida necesitaba de una mujer firme, que le ayude con las tareas de la casa, que lo atienda y que para a sus hijos, por eso aunque podía, no eligió a ninguna de esas niñas bobas que paseaban frágiles y tímidas del brazo de sus madres o de sus comadronas…además esta tenía ese fuego en los ojos que le llegaba hasta las tripas, y eso no tiene precio.

__ Esposa, mujer, es lo mismo; se recompuso como pudo disimulando su torpeza.

__ Bueno, para eso no tiene que pedirle permiso a nadie, nomás convencerme a mí.

__ Me gustaría mostrarle dónde vivo, pa’ que sepa, pa’ que vea lo que puede llegar a ser suyo.

__ Cuándo?

__ Si no tiene nada que hacer, podemos ir ahora en mi caballo.

__ Estamos cerca del almacén, prefiero pedirle el caballo al Señor García.

__ Vamos entonces.

Carmen y Lorenzo, luego de conseguir el caballo que la transportaba a ella y de recoger el caballo de él partieron por una huella hacia la tierra de Lorenzo. Y por esos mismos momentos, en la plaza del pueblo mientras Paca y la Señora García emprendían el regreso agotadas del sol y de la caminata en vano, un amable joven tan alto como delgado, pulcro y perfumado se les acercaba con un ramito de flores sencillas entre las manos.

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13 respuestas a Carmen y Lorenzo I

  1. sombrerera dijo:

    Lindo. Un efecto primaveral, algo de rudeza también, le dio el toque.
    Saludos ♠

  2. MX dijo:

    Clau, me gustó la gran descripción de la transformación de Carmen al hablar de su pasado. Es un gran trabajo de observación, y lo explicaste muy bien, es así, nos queremos hacer los desentendidos pero no podemos evitar que se nos vea en la cara la incomodidad o el recelo que nos genera hablar de ciertas cosas.
    Saludos!

    • Gracias MX!! La actitud siempre es más fuerte que lo que se dice. Las palabras pueden programarse desde el cerebro, pero la actitud es más fuerte de lo que el cerebro quiere. Como al leer no podemos visualizar a la persona, me alegro poder dar una idea de lo que yo imagino. Un abrazo!

  3. chrieseli dijo:

    Vamos super bien. Manejaste con cuidado y pulcritud el diálogo, recurso que no había visto en esta bitácora, dándole un sentido más cercano a tus personajes. Concuerdo con MX de tu ojo al desarrollar la molestia de Carmen para no hablar de «ciertas cosas». La hace más cercana, traspasando el tiempo y el espacio hasta mostrarla contemporánea. Me parece emocionante el viaje de ambos a visitar ese campo lindo y dejas el suspense preciso para esperar con ansiedad la siguiente entrada.
    Enhorabuena y un abrazote señora ESCRITORA.

    • Cuántas palabras de aliento y guía mi querida Chrieseli! Ya sabés de mi dicho favorito: «la gente es gente en todos lados», y en todos los tiempos también podría decirse. El viaje va a tener…bueno, mejor para el prox. post (voy aprendiendo?).
      Un fuerte abrazo, y GRACIAS!!!!…(por todo).

  4. annefatosme dijo:

    Me gusta como desarrollas el personaje de Carmen: su actitud, su recelo a la hora de hablar de su pasado, sus gestos coinciden con la imagen que me habías dejado impresa en el cerebro.
    Muy habilidosa la última frase, creas suspense con los personajes que habías dejado de lado.
    Como dice chieseli, vamos bien, mejor que bien, apreciada escritora.
    Un abrazo,

  5. A.B. dijo:

    Hola Claudia
    Llegué a tu blog a través de navegar los comentarios de otro blog que sigo con frecuencia. Me ha parecido fantástica tu forma de escribir y el personaje de Carmen me cautivó, me encantaría leer más de ti. Un abrazo.

    • A.B.: Primero que nada ¡Bienvenida!, siempre me es muy grato recibir visitas nuevas. Cuando quieras, ya sabés por dónde estamos, este espacio es tan tuyo como de todos los que gusten llegarse y volver cuando quieran y puedan. Los relatos son encadenados y voy tratando (insisto: «tratando») de contar una historia a medida que avanzamos en el tiempo, siempre abierta a sugerencias. Un abrazo y ya en un rato me llego a conocer tu espacio!

  6. Ernesto dijo:

    Me uno a las opiniones de Chrieseli y de Anne, un texto espléndido y que nos muestra otra fecate de tu maestria, los diálogos, que ahora enriquecen las descripciones de ambientes y personajes. Me ha gustedo especialmente el toque de ciera sequedad en la relación que se apunta e, igualmente, el apunte sobre los otros personajes con el que cierras el capítulo.

    Un abrazo enorme, y ansiando seguir el relato.

    • La relación no podía pintarse de otra manera con estos personajes tan abundantes en sentimientos que se guardan (que ni ellos saben definir sin alguien que «los ayude un poco») y tan cortos de palabras como son. Tienen demasiadas amenazas de qué defenderse como para abrirse en una primera instancia. Digamos que todavía se están «midiendo» uno a otro. Por lo demás, GRACIAS como siempre (honestas y grandes GRACIAS), solo lamento no poder poner «todo de un tirón», no solo porque todavía se está «cocinando» sino porque como ya sabemos, en este formato, el tiempo y la longitud no pueden ser demasiados. un beso grande Ernesto!

  7. eduard dijo:

    «…Sus labios se apretaban apenas, el contorno de sus párpados se tensaba achicando un poco sus ojos y sus voz se endurecía» Me gusta mucho la descripción facial. Una buena narrativa para una buena historia. El gesto descrito dice más de lo que ora el diálogo,
    Lo estás haciendo muy bien escribiendo con esta soltura, si sigues así lograrás editar antes de lo que te imaginas.

    Una abraçada i anims

    • Bueno, bueno…pero qué augurio Eduard!! Tan grande para mí que ni me atrevo a soñarlo, apenas a continuar disfrutando de esto (gracias al ánimo de ustedes) con un poco m´´as de severidad que la que amerita esto que siempre fue como un pasatiempo muy placentero. Abrazo enorme, enorme para vos…y GRACIAS (a vos también, así con mayúsculas).

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